En el ámbito musical, el barroco constituyó un período de enriquecimiento y
renovación de las pautas musicales, que sentaría las bases a partir de las
cuales se desarrollaron corrientes posteriores. Surgieron formas modernas
gracias a la diversificación y perfeccionamiento de los instrumentos y la
multiplicación de los géneros musicales. Se crearon algunos recursos técnicos
que favorecieron la génesis de tres de las composiciones básicas de la música
de la época: la ópera, la cantata y el oratorio. Entre tales elementos
innovadores se hallaban la monodia, canto de una sola voz con acompañamiento de
instrumentos, el bajo continuo, ritmo de fondo mantenido e interpretado
generalmente al clavicémbalo, y el recitativo, declamación musical de los
textos. De esta forma, aparecieron diversas formas instrumentales (la sonata,
la suite, y el concertó grosso, las sinfonías, conciertos, entre otros) que
eran géneros que se basaban en la valoración de los instrumentos de cuerda y el
virtuosismo de los intérpretes. También, la música profana adquirió un gran
impulso al igual que la ópera.
En el curso de esta época, se produjo una transición del arte
musical hacia la popularización: la polifonía eclesiástica dio paso a la ópera
cortesana y los salones principescos comenzaron a ceder su lugar a las salas de
conciertos.
Los compositores que sobresalieron fueron italianos Antonio
Vivaldi (1678-1741) y Claudio Monteverdi (1567-1643), y hacia el final del
periodo barroco, el alemán Johann Sebastian Bach (1735-1782).
Antonio Vivaldi Claudio Monteverdi
Johann Sebastian Basch
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